El Santo Rosario on line

Jueves, 2 Mayo 2024 - Misterios luminosos - Sant´ Atanasio ( Letture di oggi )


Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa

 Immacolata

DÍA TERCERO

Por la señal…
Señor mío Jesucristo…


Jaculatoria: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

Invocación. Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestro socorro y reclamado vuestra asistencia haya sido abandonado de Vos. Con esta confianza a Vos corremos, oh Virgen de las vírgenes; y. gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, nos postramos a vuestros pies. Oh Madre del Verbo, no despreciéis nuestras súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

No es sólo la consideración de las perfecciones y gracias de María lo que nos induce a amarla, es también el agradecimiento al sin igual beneficio que de tales perfecciones se nos ha derivado. Hijos de ira, descendientes de un padre proscrito, aun gemiríamos bajo el más abyecto de los cautiverios, si Dios en su infinita misericordia no hubiese determinado salvarnos, sirviéndose del pie virginal de esta Inmaculada Criatura para asestar el golpe de gracia que derribase de su trono a nuestro infernal tirano. Salve, pues, Virgen invicta, clamaremos una y mil veces, que comenzasteis con vuestra Concepción a triunfar de Lucifer; salve, brillante aurora, que anunciasteis el día de nuestra libertad; salve, arca de la alianza, que guardasteis en vuestro casto seno el alimento que nos había de dar la vida; salve, Madre de Jesucristo, que en el Calvario cooperasteis con vuestra sangre y con vuestros dolores a la obra de nuestra redención. ¿Cómo no amaros, Virgen gloriosa, si por vuestra mediación hemos recibido todos los bienes? ¿ Cómo no sacrificarnos por Vos, si por amor nuestro dejasteis sacrificar a vuestro Hijo, y sufristeis de buen grado los mayores tormentos? Quiero amaros, Señora, quiero ser vuestro en el tiempo y en la eternidad.

ORACIONES FINALES

Suplicas.
Oh Madre del amor hermoso, purísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, inflamad nuestros corazones en el amor divino, para que insensibles a las cosas terrenas, solo suspiren por las celestiales y eternas.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Oh refugio de pecadores, poderosísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, tened piedad de nuestras culpas y miserias y alcanzadnos la gracia de morir antes que pecar.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Oh puerta del paraíso, dulcísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, concedednos la perseverancia en el bien morir santamente y participar de vuestra gloria en los cielos.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Ofrecimiento.
Oh Milagrosa Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, prosternados a vuestras plantas os encomendamos nuestros corazones, nuestros afectos, nuestros intereses, la salud de nuestros cuerpos, la salvación de nuestras almas, la paz de nuestras familias y el bienestar de nuestro pueblo. Velad por nosotros desde los cielos, apartadnos de todo peligro, endulzad nuestros pesares, santificad nuestros trabajos y colmadnos de vuestras gracias y virtudes, oh siempre Virgen y siempre Madre y siempre buena, María.

V. Oh María sin pecado concebida
R. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos.