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Viernes, 26 April 2024 - Misterios dolorosos - San Marcellino ( Letture di oggi )

Oraciones en la enfermedad

preghiera



YO EN LA CAMA, TU EN LA CRUZ
¡Jesús, Jesús! Yo en la cama y Tu en la cruz.
Yo en la cama, acostado; Tu en la cruz, clavado.
Yo, la cabeza en blanda almohada; Tu, la tuya, de espinas coronada.
Yo, quejándome; Tu, animándome.
Yo, sin pensar que mis dolores unidos a los Tuyos, tienen un valor infinito.
Tu, anhelando sufrir más para pagar nuestros pecados.
Jesús, Jesús, yo en la cama y Tu en la cruz.
Jesús, creo en ti. Jesús, espero en ti. Jesús, voy a ti.


ACEPTACIÓN DE LA ENFERMEDAD I
Señor Jesús, la enfermedad ha llamado a la puerta de mi vida: una experiencia dura, una realidad difícil de aceptar. No obstante, te doy gracias por esta enfermedad: me ha hecho tocar con la mano la fragilidad y la precariedad de la humana existencia. Ahora miro todo con otros ojos: lo que soy y lo que tengo, no me pertenece, es un don tuyo. He descubierto qué quiere decir depender, tener necesidad de todo y de todos, no poder hacer nada solo.

He vivido la soledad y la angustia, también el afecto y la amistad de tantas personas.

¡Señor!, aunque me es difícil, repito: "¡Hágase tu voluntad!".

Te ofrezco mis sufrimientos y los uno a los de Cristo Crucificado.

Bendice las personas que me asisten y las que sufren por mí. Amén.

ACEPTACIÓN DE LA ENFERMEDAD II
Ayúdame, Señor, a obtener el fruto espiritual que Tú pretendes con esta enfermedad que me has enviado. Haz que comprenda que las enfermedades del cuerpo me ayudan a conseguir un conocimiento más perfecto del mismo, a desprenderme de todo lo creado y me invitan mediante la espontánea reflexión que trae consigo, sobre la brevedad de la vida, a trabajar con más empeño y seriedad en preparar mi alma para la vida futura donde no existe ni enfermedad ni pena, sino el eterno gozo de tu compañía.

ORACIÓN POR UN ENFERMO
Señor Jesús, aquel (aquella) a quien amas está enfermo (a). Tú lo puedes todo; te pido humildemente que le devuelvas la salud. Pero, sin son otros tus designios, te pido le concedas la gracia de sobrellevar cristianamente su enfermedad.

En los caminos de Palestina tratabas a los enfermos con tal delicadeza que todos venía a ti, dame esa misma dulzura, ese tacto que es tan difícil de tener cuando se esta sano.

Que yo sepa dominar mi nerviosismo para no agobiarle, que sepa sacrificar una parte de mis ocupaciones para acompañarles, si es su deseo. Yo estoy lleno de vida, Señor, y te doy gracias por ello. Pero haz que el sufrimiento de los demás me santifique, formándome en la abnegación y en la caridad. Amén

ORACIÓN DEL ENFERMO I
Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Tú que en todos estás presente y lo llenas todo con el consuelo de tu Espíritu Santo, ven a fortalecernos en nuestras angustias y preocupaciones.

Tú, que por tu Hijo Jesucristo saliste al encuentro de los enfermos, tocaste las llagas de los leprosos, consolaste a los afligidos, defendiste a los pobres y resucitaste a los muertos: ven a dar sentido a nuestros males, ven a sanar nuestros corazones, ven a darnos vida abundante y alivio a nuestros sufrimientos.

Que animados por la Fe, llenos de amor y de esperanza, completemos en nuestros cuerpos lo que falta a la pasión de Cristo, por el bien de la Iglesia y de toda la humanidad. Amén.

ORACIÓN DEL ENFERMO II
Señor Jesús, Te agradezco por el don de la vida. Tú conoces las personas y las circunstancias que me han formado ya sea física como emocional y espiritualmente. Ellas, y las más íntimas experiencias de mi mente y de mi corazón, me han hecho la persona que soy ahora.

Perdóname, Señor, por todas las veces que te he fallado, por mi fallos contra mi mismo y los demás. Al mismo tiempo, perdono a todos los que me han fallado de alguna manera y me han herido.

Ayúdame a ver que mi enfermedad tiene una parte muy importante en mi vida. Ella me ayudará a ser plenamente la persona que Tu quieres que yo sea. No permitas que yo pierda o desperdicie lo que Tu quieres hacer conmigo para hacer completa mi vida en esta tierra y para preparar mi vida contigo en el Cielo.

Ahora yo no puedo orar de la manera que quisiera (estoy dolorido, cansado confundido...). Te pido que aceptes cada respiro como un acto de amor y de confianza en Ti.

Tu eres mi Salvador. Yo quiero descansar sobre tu amante Corazón en la seguridad y en la paz, como un niño en los brazos de su padre. Yo sé que Tú no me abandonarás.

Te amo, mi Señor, quisiera amarte como Ella te amó.